El término quimioterapia se refiere de forma general al tratamiento del cáncer, si bien su significado histórico es más amplio. En un sentido más simple, la quimioterapia hace referencia el tratamiento de una dolencia mediante el uso de sustancias químicas . Como tal, el término ha sido usado para el uso no-oncológico, tal como el uso de antibióticos(quimioterapia antibacteriana).
En ese sentido, el primer agente quimioterapéutico moderno fue la arsfenamina, un compuesto de arsénico descubierto en 1909 y usado para tratar la sífilis. Más tarde le siguieron las sulfamidas y la penicilina. Otros usos que han sido denominados quimioterapia son el tratamiento de las enfermedades autoinmunes, tales como la esclerosis múltiple, dermatomiositis, polimiositis, lupus, artritis reumatoide y la supresión de rechazo de trasplantes.
La quimioterapia específica para el cáncer se inició en la década de 1940, con los primeros usos del gas mostaza y drogas antagónicas al ácido fólico como agentes antineoplásicos. El desarrollo de medicamentos contra el cáncer se ha convertido en la actualidad en una industria multimillonaria
Mecanismo de acción
El objetivo esencial de la quimioterapia es destruir las células del tumor, con el fin de lograr la desaparición, detención o reducción de la enfermedad. Los fármacos empleados en este tipo de tratamiento son denominados antineoplásicos o quimioterápicos.
El proceso de división de las células sanas está estrictamente regulado por unos mecanismos de control, que le indican a la célula cuándo dividirse. Los tumores malignos se caracterizan precisamente por lo contrario, ya que están formados por células alteradas capaces de multiplicarse descontroladamente e incluso de invadir y afectar a órganos colindantes o a distancia, lo que se denomina metástasis. Así, la quimioterapia actúa en la fase de división de la célula tumoral, impidiendo su multiplicación y eventualmente destruyéndolas. Con el tiempo, si la quimioterapia funciona, se conseguirá una disminución o desaparición del tumor maligno.
Los fármacos anticancerosos llegan prácticamente a todos los tejidos del organismo, sin diferenciar las células malignas de las sanas. Esto provoca en el paciente una serie de efectos secundarios, que en general desaparecen una vez finalizado el tratamiento. Las células sanas que con más frecuencia son dañadas implican las células de la médula ósea, del tracto digestivo y del folículo piloso, lo que da lugar a los efectos secundarios más comunes de la quimioterapia, que son: inmunosupresión, astenia, mucositis y alopecia, entre otros.
Tales efectos suelen ser transitorios, aunque si no llegan a ser controlados o tolerados por el paciente pueden producir toxicidad y suspender, como consecuencia, el tratamiento quimiotérapico temporalmente.
Por ello, en un intento de mitigar los efectos secundarios, en los últimos años se han diseñado medicamentos contra el cáncer que actúan directamente contra las proteínas anormales de las células cancerosas, lo que se denomina terapia dirigida
Tipos de quimioterapia
La quimioterapia no suele ser el único tratamiento del cáncer, ya que se suele combinar con cirugía y radioterapia, modalidad que se llama tratamiento combinado o multidisciplinar.
Según la finalidad y la combinación farmacológica, se distinguen los siguientes tipos de quimioterapia:4
Curativa:
Su objetivo es curar la enfermedad, cuando esta se encuentra en una fase apta para ello.
Paliativa:
Su intención es controlar los síntomas producidos por el tumor, el cual se encuentra ya en una fase avanzada e inoperable. Por ello, se busca mejorar en la medida de lo posible la calidad de vida del enfermo así como aumentar su supervivencia.
Adyuvante:
Se administra generalmente después de un tratamiento principal como es la cirugía, para disminuir la incidencia de la metástasis.
Neoadyuvante o de inducción:
Se inicia antes de cualquier tratamiento quirúrgico o de radioterapia, con la finalidad de evaluar la efectividad del tratamiento. Disminuye el estadio tumoral, pudiendo mejorar los resultados de la cirugía y de la radioterapia y, en algunas ocasiones, la respuesta obtenida al llegar a la cirugía es factor pronóstico.
Monoquimioterapia:
Administración de un solo fármaco antitumoral. Consiste en una juiciosa rotación de los fármacos disponibles (monoquimioterapia secuencial), en ciclos en los que se administra un único compuesto hasta lograr el control de la patología o hasta demostrar evidencia clínica de su ineficacia.
Con monoquimioterapia, las neoplasias que mejor responden (leucemias y linfomas) difícilmente superan el 30% de remisión, mientras que en los tumores sólidos, tratados incluso con fármacos más eficaces y en las condiciones más favorables, no hay respuesta adecuada más allá del 10-15 %. Por dicha razón, la aplicación de la monoquimioterapia secuencial halla hoy día aplicación restringida en el tratamiento de las neoplasias.
Poliquimioterapia:
Combinación de varios citotóxicos que actúan con diferentes mecanismos de acción, sinérgicamente, con el fin de disminuir la dosis de cada fármaco individual y aumentar la potencia terapéutica de todas las sustancias juntas. Suele estar definida según el tipo de fármacos que forman la asociación, dosis y tiempo en el que se administra, formando un esquema de quimioterapia.
Radioquimioterapia concomitante:
Se administra de forma concurrente o a la vez con la radioterapia, con el fin de potenciar el efecto de la radiación o de actuar espacialmente con ella, es decir, potenciar el efecto local de la radiación y actuar de forma sistémica con la quimioterapia.
Tanto en la mono como en la poliquimioterapia, y de acuerdo tanto con las guías de manejo como de las condiciones clínicas del paciente, puede administrarse, de manera concomitante con los antineoplásicos, medicamentos para el manejo de los síntomas secundarios, como son el ondansetrón (antiemético), la amifostina (nefroprotección), eldexrazoxano (cardioprotección), la mesna (usado para reducir la irritación vesical) o la dexametasona.
CÓMO SE ADMINISTRA LA QUIMIOTERAPIA
Dependiendo del tipo de cáncer y dónde se encuentra, los fármacos de quimioterapia se pueden administrar de maneras diferentes, incluso:
Inyecciones intramusculares
Inyecciones subcutáneas
En una arteria
En una vena (intravenosa o IV)
Píldoras tomadas por vía oral
Inyecciones en el líquido que rodea la médula espinal o el cerebro
Cuando la quimioterapia se administra durante un período de tiempo más largo, se puede colocar un catéter delgado dentro de una vena grande cerca del corazón. Esto se denomina vía central. El catéter se coloca durante una pequeña cirugía.
Existen muchos tipos de catéter, por ejemplo:
Catéter central venoso
Catéter central venoso con puerto
Catéter central insertado percutáneamente (PICC, por sus siglas en inglés)
Un catéter central puede permanecer en el cuerpo durante un largo período de tiempo. Necesitará ser purgado por un personal de enfermería experimentado semanal o mensualmente para prevenir que se formen coágulos de sangre dentro del catéter.
Se pueden administrar fármacos quimioterapéuticos diferentes al mismo tiempo o uno después del otro. Los pacientes pueden recibir radioterapia antes, después o mientras están recibiendo quimioterapia.
La quimioterapia se administra con mayor frecuencia en ciclos, los cuales pueden durar un día, varios días o unas semanas o más. Por lo regular, habrá un período de descanso durante el cual no se administra ninguna quimioterapia entre cada ciclo. Un período de descanso puede durar días, semanas o meses. Esto permite que el cuerpo y los hemogramas se recuperen antes de la siguiente dosis.
Con frecuencia, la quimioterapia se administra en una clínica especial o en el hospital. Algunas personas pueden recibirla en su casa. Si la quimioterapia se administra en casa, el personal de enfermería domiciliario ayudará con los medicamentos y con las vías intravenosas (IV). Los pacientes y los miembros de sus familias recibirán un entrenamiento especial.
Efectos secundarios
El tratamiento quimioterápico puede deteriorar a los pacientes con cáncer, ya que destruyen también las células normales, sobre todo las que se dividen más rápidamente. Estos efectos, si bien suelen ser transitorios, pueden llegar a convertirse en crónicos, lo que puede debilitar extremadamente al paciente, sobre todo si se administra por largos y continuos períodos de tiempo.
En algunos casos, cuando los efectos secundarios son muy intensos, se produce toxicidad, lo que puede llevar al cese temporal del tratamiento antineoplásico. Los efectos secundarios dependen del agente quimioterápico y los más importantes son:
Alopecia:
Es el efecto secundario más visible, debido al cambio de imagen corporal, y que más afecta psicológicamente a los enfermos. Sin embargo, la caída del cabello depende de la cantidad y del tipo de fármaco, no ocurriendo en todos los casos. Además, entre las cuatro y las seis semanas después de concluir el tratamiento, el cabello vuelve a crecer.
Náuseas y vómitos, que pueden aliviarse con antieméticos como la metoclopramida o con antagonistas de los receptores tipo 3 de la serotonina, como dolasetron,granisetron y ondansetron.
Diarrea o estreñimiento.
Anemia, debido a la destrucción de la médula ósea, que disminuye el número de glóbulos rojos. A veces, hay que recurrir a la transfusión de sangre o a la administración deeritropoyetina para mitigar la anemia.
Inmunodepresión: prácticamente todos los regímenes de quimioterapia pueden provocar una disminución de la efectividad del sistema inmune, como la neutropenia que puede conducir a la infección, a la sepsis y a la muerte si no se detecta y trata a tiempo. La neutropenia se puede solucionar con la administración de factor de crecimientode colonias de granulocitos (G-CSF, del inglés granulocyte-colony stimulating factor) como el filgrastim.
Hemorragia, debido a la disminución de plaquetas por destrucción de la médula ósea.
Cardiotoxicidad: la quimioterapia aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ejemplo: adriamicina).
Hepatotoxicidad: afecta sobre todo al hígado y sus funciones.
Nefrotoxicidad: afecta sobre todo a los riñones y sus funciones.
Síndrome de lisis tumoral: ocurre con la destrucción por la quimioterapia de las células malignas de grandes tumores como los linfomas. Este grave y mortal efecto secundario se previene al inicio del tratamiento con diversas medidas terapéuticas.
Disminución de los factores de coagulación: al encontrarse el cuerpo en estado de emergencia y debilitado, se atrofian varios procesos, incluyendo los factores de coagulación y si a eso le sumamos la disminución de plaquetas, el paciente tendrá dificultades para formar trombos.
Esterilidad: algunas drogas quimioterapéuticas destruyen las células productoras de hormonas sexuales y gametos, discapacitando a la persona para procrear.
Astenia
La quimioterapia suele presentar una serie de limitaciones. En primer lugar, al ser inespecífica, afecta a los tejidos sanos, dando lugar a efectos secundarios que si bien transitorios pueden llegar a convertirse en crónicos.
Esto puede debilitar extremadamente al paciente, sobre todo si la quimioterapia se administra por largos y continuos períodos de tiempo. Por otra parte, a medida que va progresando el tumor, las células pueden desarrollar resistencia a la quimioterapia, favoreciendo así el desarrollo de la enfermedad. Por ello, es frecuente que el mismo fármaco se emplee en el tratamiento de distintos tumores, variando las dosis o combinándolo con otros fármacos distintos.
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