Si usted es de los que han venido aplazando el mantenimiento de su vehículo durante todo el año, se le acabaron las disculpas: en esta época en que la falta de tiempo dejó de ser un problema y la prima le está dando un respiro económico, puede dedicarle un par de días a consentirlo, más si no piensa salir de la ciudad.
Todo, desde el lavado hasta el cambio de aceite; desde la revisión de los mecanismos de seguridad hasta la sincronización, le será eternamente agradecido por el cacharrito y repercutirá en su funcionamiento en el 2010, así que, manos a la obra: año nuevo, carro nuevo.
El lavado
El chorro de agua a presión, o la máquina, no limpian por completo, así que el operario del lavadero está en la obligación de refregar con un trapo o un cepillo el cual, a su vez, debe estar embadurnado de un agente que disuelva la suciedad, como jabón especial o champú para autos.
La carrocería requiere un tratamiento especial, pues todas las partículas de polvo, grasa o lodo se convierten en elementos abrasivos que rayan la pintura si no se remueven con precaución, antes de aplicar manguera.
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Por debajo, el chorro a presión es muy efectivo, pues las latas de los carros modernos vienen con un tratamiento que las protege de la oxidación, conocido como cataforesis, que hace innecesarios los tratamientos que se ofrecen en el mercado, como petrolizadas y grafitadas.
El motor, por su parte, está hecho para trabajar, luego el polvo, el barro y la grasa del uso normal no le hacen daño. Se puede decir que su limpieza es más cuestión de estética, es decir, es normal que permanezca sucio.
Lavar el motor es 'bueno', por ejemplo, si se requiere detectar alguna fuga (aunque los más modernos vienen sellados); hacerlo una vez al año 'no hace daño', pero requiere un lavadero con técnicos expertos que lo limpien con desengrasantes especiales y con productos especiales que hidraten mangueras y tapas de plástico. Son más costosos que un lavadero normal, pero no ponen en riesgo los 'nervios' ni el computador del carro.
Finalmente, la limpieza interior debe hacerse en seco, pues la humedad en pisos y cojines genera malos olores con el tiempo y puede desembocar en oxidaciones ubicadas en los bordes de las puertas.
Lo mejor es retirar los tapetes sueltos y lavarlos y secarlos por separado. Piso y sillas se pueden limpiar con trapo humedecido con champú quita-manchas y luego aspirarlos a fondo.
El cuero se puede lavar con agua y jabón suave (sin abrasivos), es más, es importante hacerlo de vez en cuando, pues este material requiere humectarse (como cualquier piel) para evitar resequedades.
El cambio de aceite
En otras épocas, el recambio se hacía cada 2.000 ó 3.000 kilómetros porque los aceites eran monógrados (con un solo grado de viscosidad) y se les incorporaban a motores de carburador, que eran (y siguen siendo) fijos de mezcla y, por lo tanto, los contaminaban más rápidamente con residuos de la combustión y mezclas incorrectas.
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Esta evolución surge de un principio muy sencillo: todo aceite, al calentarse, tiende a adelgazarse y, por lo tanto, su capacidad de lubricación disminuye. Había que hacer lubricantes más 'inteligentes', que reaccionaran distinto de acuerdo con el recorrido del motor y mantuvieran su viscosidad lo más intacta posible.
Por eso hoy las referencias ya no son de uno, sino de dos números (20W50, por ejemplo), que corresponden a su 'grosor' en frío (20) y en caliente (50).
Lo anterior significa que es muy distinto mirar 'qué tan bien está de aceite', cuando el motor está frío y apagado, que hacerlo cuando está caliente y prendido.
Si está por debajo del nivel máximo que indica la varilla de medición significa que el motor está caliente y la mitad del aceite está repartido por el motor, no en el depósito o cárter, luego es imposible ver si, en realidad, está 'bajito'.
Pero indistintamente de si el aceite está negro o no tan negro, los fabricantes del vehículo recomiendan qué tipo de lubricante debe colocársele al motor y los tiempos sugeridos para cada recambio.
En otras palabras, cuando en la estación de gasolina le dicen al usuario que el aceite 'está muy negro', en realidad están admitiendo que anda bien, pues un aceite oscuro es signo inequívoco de que está cumpliendo con su función de lubricar y limpiar el motor.
Las llantas
No en vano los fabricantes de vehículos le asignan un número a cada uno de los elementos y aspectos de seguridad que componen una llanta. No en vano también le recomiendan al usuario balancear y alinear cada tanto los rines y la dirección, dos componentes que inciden directamente sobre ella.
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El balanceo se hace necesario cuando el conductor nota vibraciones en la dirección y si ve que hay desgastes prematuros e irregulares. Siempre que se monten por primera vez, las llantas deben ser balanceadas.
La aliniación debe hacerse cuando nota que una llanta se gasta más que la otra, pues algunos los componentes de la suspensión y la dirección pueden estar fallando. Si están en buen estado, el carro 'va derecho' y está alienado.
La necesidad de intervenir dirección, suspensión, llantas y rines se ve en los desgastes: si se da a lado y lado de la banda significa que les falta aire; si es en el centro de la banda es porque tienen demasiada presión y su los desgastes son irregulares, la dirección requiere alineación inmediata.
No olvide que las llantas tienen la misión de dirigir el vehículo, transmitir las fuerzas de aceleración y frenado y darle confort y estabilidad al vehículo. Por eso la recomendación es colocar las llantas menos gastadas o en mejor estado en el eje trasero para brindar una mayor seguridad a los ocupantes del vehículo.
Las carcasas de las llantas están marcadas con una serie de números que informan las características especiales que tienen.
La caducidad. Es un número de cuatro dígitos (por ejemplo, 07/08) a partir del cual se deben contar máximo cuatro años para cambiarlas.
La presión. Los números 32/28, 44/35 ó 50/44 indican el máximo de presión y la presión normal que aguanta cada una.
La capacidad de carga. Se trata de un número de dos o tres dígitos, seguido de la letra T, que indica el índice de carga en libras y en kilogramos, que es imprescindible respetar para que los neumáticos no se deformen ni se rompan.
El tamaño. Lo identifican una serie de letras y números, cada cual con su propio significado, por ejemplo, P265/60 R18.
P significa que es una llanta para vehículo de pasajeros.
265 significa el ancho de la llanta en milímetros.
60 significa que la relación de la altura de la carcasa con el ancho de la llanta es del 60 por ciento.
R significa que se trata de una llanta radial.
18 significa que es apta para un rin de 18 pulgadas.
La temperatura. Está demarcada con la palabra "Temperature", seguida por las letras A (área caliente) B (área normal) y C (área fría).
La tracción. Indica la capacidad de agarre, así: AA (mayor agarre), A, B y C (menor agarre).
El desgaste. Se mide en decenas: a mayor número, más dura en desgastarse, es decir, una llanta 400 debe durar el doble de lo que dura una 200.
Los frenos
Frenar bien tiene que ver nos sólo con el sistema del carro, sino con otros factores externos, como el estado de la vía, las condiciones del clima y el nivel de tráfico, que incide en las maniobras que se puedan realizar durante la acción de parar.
Un hecho inesperado en la vía hace reaccionar al conductor rápidamente, que oprime el pedal del freno y transmite, a través de él, una fuerza más grande de la normal. Esta, a su vez, desemboca en el bloqueo de las llantas.
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Los vehículos ruedan con tres tipos de freno: los de tambor o campana, a los que se les debe revisar cilindro, bomba, depósito de líquido, tambor de freno, zapata o banda y los muelles recuperadores de zapatas.
Los frenos de disco transforman la energía cinética en energía calórica y, al momento del frenado, la mordaza ejerce presión sobre la pastilla y esta, a su vez, sobre el disco. Si chillan es porque las pastillas están ya para cambio o que las que tiene puestas son de mala calidad. Si, al oprimir el pedal, se siente 'saltón', lo más seguro es que se deban cambiar discos también.
Los ABS son 'inteligentes', gracias a que poseen una señal hidráulica que le indica a un módulo a cuánta presión debe actuar para detener el carro. Este sistema debe revisarse en el concesionario de la marca.
El líquido de frenos no disminuye, pero es importante controlar su nivel para cerciorarse de que no haya fugas. Cámbielo cada seis meses, pues éste absorbe humedad y merma su punto de ebullición.
¿Por qué se va largo el pedal del freno?
1. Porque tiene bajo nivel de líquido. Es importante llenar el depósito de nuevo y purgar el sistema.
2. Porque hay fuga en la línea. Hay que reemplazarla.
3. Hay demasiada tolerancia entre bandas y campana. Hay que revisar el sistema de graduación automática.
Las luces
La función principal de las luces radica en poder verse entre sí a una distancia mínima de 150 metros y cada color tiene su ubicación específica: las rojas para la parte trasera del vehículo; las blancas para la parte delantera y las amarillas, que están ubicadas lateralmente en la carrocería. Todas cumplen un papel clave en la seguridad y por eso es importante revisar que todos los bombillos y conexiones estén al día.
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Las de emergencia (amarillas) tienen como función advertir a los demás conductores la presencia del auto y prevenirlos de una situación de peligro. Se accionan con el vehículo está en movimiento.
Las de posición (amarillas y rojas) advierten sobre la presencia del vehículo en la calzada a los demás conductores que circulan por la misma vía. Se activan automáticamente cuando se encienden las luces y están colocadas a lado y lado de la carrocería.
Las indicadoras de dirección (amarillas) o 'direccionales' sirven para advertir sobre desplazamientos laterales hacia la derecha o la izquierda y para los sobrepasos en carretera.
Las de freno (rojas) alumbran con mayor intensidad que los stops y solo se accionan cuando el conductor oprime el pedal del freno.
Las de marcha atrás (blancas) indican que el vehículo se está desplazando hacia atrás y permiten una mejor visibilidad cuando se está ejecutando esa maniobra.
Las lámparas delanteras (blancas). Aunque las de xenón se están imponiendo en los vehículos nuevos, las halógenas son las más comunes. Alumbran hasta 60 metros hacia adelante y les da a los ojos una eficiencia de visión del 20 por ciento. Deben estar perfectamente alineadas para que cumplan bien su misión.
El filtro de aceite
Cuando el vehículo circula, día a día, por los interminables trancones de la ciudad, tienden a recoger todo el hollín de los carros que lo rodean y la mugre del piso, impurezas todas que van a ir a parar al filtro y lo taponan rápidamente.
Por eso lo recomendable es cambiar el filtro, a más tardar, cada 5.000 kilómetros, indistintamente del cambio de aceite (que hoy se hace cada 8.000 ó 10.000 kilómetros), pues de nada sirve añadirle al motor el mejor lubricante, si el encargado de limpiarlo no funciona.
El mejor filtro es el de marca reconocida, que se ajusta a los requerimientos del fabricante del motor y no es reciclado ni sobreutilizado. El mejor aceite es el multígrado (mineral o sintético), de marca reconocida y que se ajusta a los requerimientos del fabricante del vehículo.
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